El mismo comportamiento se pudo comprobar en los centros de Quilmes, Bernal y Ezpeleta: en la cantidad de vehículos que transitaban el distrito se notó una baja leve con respecto al inicio de la semana, y más aún respecto de la pasada, pero dista mucho del inicio de la cuarentena en la que casi no se veían autos en las principales avenidas. Esto podría tener su explicación en que ciertos rubros como los bancos, que al principio estuvieron cerrados, en esta ocasión continuaron atendiendo, con el consiguiente flujo de personas.
Por otro lado, los comercios de la peatonal Rivadavia, en el centro de la ciudad, respetaron esta nueva etapa de estricta cuarentena y –al menos de momento- acataron el cierre de sus persianas cabe recordar que sólo están habilitados para la venta on-line y con envío, no pudiendo los clientes comprar directamente en los locales.
En oposición al tránsito, sí se vio una gran baja en la circulación de transeúntes en el centro comercial del distrito y en general en las calles de la ciudad. La gente que estuvo en la vía pública fue en general para ir al banco o a un comercio esencial de cercanía. Y el inédito hecho de que desde la Nación bloquearan el uso de las tarjetas SUBE para los ciudadanos no habilitados para circular parece haber surtido su efecto.