Los 45 chicos del Hogar Nomadelfia viajaron a Las Toninas el pasado fin de semana para conocer el mar. La experiencia que vivieron junto a los adultos que los acompañaron, sin duda será inolvidable y un punto de aprendizaje en su vida.
Este Hogar es una asociación civil sin fines de lucro que se encuentra en la localidad berazateguense de El Pato, donde conviven chicos de 0 a 12 años de edad en situación de abrigo, todos ellos judicializados por distintas situaciones de vulnerabilidad; ellos viven allí hasta que se resuelve su situación de origen, es decir, que los juzgados zonales logren restituirlos al seno de su familia biológica o bien sean adoptados.
Marilina Zabalo es una médica de Hudson que es voluntaria del Hogar desde hace 11 años, y fue la impulsora de cumplir con este deseo que los niños tenían: conocer el mar. Convocó a amigos, familiares, vecinos y pacientes en su cumpleaños para conseguir todo lo necesario para que los chicos puedan hacer un viaje a la playa.
“Puse tres montos como regalo, y así fui juntando a través de un link que transfería los fondos al Hogar Nomadelfia. Así también me llamaron para colaborar con el hospedaje, entradas, etc. Al principio pensábamos que sólo iríamos a pasar el día, pero hubo más de 100 personas que colaboraron y consiguieron la posibilidad de pasar una noche en Casa Betel, un retiro en Las Toninas; mientras que otro paciente consiguió el contacto para obtener 55 entradas para ir a Mundo Marino y así se fue armando el proyecto”, relató la voluntaria.
EL MAR
“Salimos el sábado a las 3 de la mañana del Hogar, y llegamos a media mañana; almorzamos en la Casa Betel y después nos fuimos todos juntos a cumplir con su tan ansiado sueño: a conocer el mar. Todos nos merecemos tener esa experiencia de conocer y vivir la enormidad del océano, de hacer un castillo de arena en la playa; para muchos es algo normal, pero para los chicos fue algo único”, describió Marilina.
“Es maravilloso que (los niños del Hogar) puedan contar crear recuerdos sanos de su infancia que los acompañarán toda su vida, que en su vida haya un adulto que prometió un sueño y lo cumplió; que sepan que hay adultos que acompañan, ayudan y hacen bien, y así puedan reconciliarse con esta figura que en su temprana niñez les falló o los maltrató; que sepan que los quieren, los miman Y los cuidan. Así ellos cambiar su paradigma infantil, que pueden ser felices y tener anécdotas positivas sobre su niñez para contar el día de mañana a sus amigos y a sus hijos, como el llegar a un lugar soñado, disfrutar, comer cosas ricas, estar frente al mar, saber que el agua es fría y no caliente, como muchos se lo imaginaban”, agregó emocionada.