La causa está en manos del Tribunal Oral Criminal Nº 3, encabezado por el juez Alejandro Portunato, pero serán vecinos comunes los que decidirán sobre la culpabilidad o no del imputado. Cabe recordar que Bustamante llegó al juicio preso en la Unidad de General Alvear, por el robo de una joyería en el centro de Quilmes.
Uno de los momentos de mayor tensión de la jornada fue cuando declaró la víctima, Matías Falcone. La fiscal de juicio, María de los Ángeles Attarian Mena, hizo escuchar en tres oportunidades los audios previos al secuestro, que el sindicado le habría enviado a Falcone amenazándolo de muerte.
En momentos en que la víctima relató lo sucedido en medio de quiebres de voz y lágrimas, desde el banquillo de los acusados el ex jefe de la hinchada del QAC se reía e insultaba. Tras varios llamados de atención finalmente Portunato ordenó desalojarlo de la sala por hostigamiento, hasta que concluyera la declaración testimonial que estaban presenciando.
RECONSTRUCCIÓN
También declararon los padres, la novia y el hermano de Falcone. De sus relatos pudo reconstruirse que Bustamante tenía relación con la víctima y que frecuentaba el bar que éste regenteaba. Sin embargo, el barra tendría problemas personales con Gastón Luke, encargado del local y amigo del dueño. Es por ello que lo habría amenazado para que lo echara, pero Falcone se negaba y por eso decidieron darse cita para arreglar el asunto.
Pero ese encuentro habría terminado en un secuestro extorsivo, del que Bustamante sería autor material. Las llamadas pidiendo rescate no se hicieron esperar: alrededor de las 2.30 de la mañana comenzaron las negociaciones. Al padre de Matías le exigían una suma de 2 millones de pesos. “Papi, pagales que te lo devuelvo, no aguanto más”, recordó el padre que le dijo su hijo esa noche por teléfono, mientras lo tenían cautivo y golpeado.
RESCATE
La Comisaría Tercera de Quilmes había tomado intervención en el hecho. La familia acordó un pago que sería dejado en un punto, desde donde pasarían a retirarlo. Los billetes utilizados fueron marcados por la Policía y fueron uno de los elementos de prueba fundamentales. Ana María Martínez, madre de Matías, recordó que el calvario duró hasta las 16 de ese día, cuando lo rescataron. “Estaba todo lastimado, lleno de sangre. Ni siquiera entendía lo que pasaba, fue horrible vivir eso”, afirmó quebrada.