Nahuel, que mide 1,60 y es de contextura física delgada, cayó al interior del caño en un día en que las calles se encontraban anegadas por la lluvia y le fue imposible ver dónde pisaba. Al cruzar la calle, luego de estacionar su auto, comenzó a caminar por la vereda y al intentar cruzar la avenida de pronto sucedió lo inesperado: fue literalmente tragado por la tierra. El muchacho “nunca tocó fondo”, aseguró su padre, quien relató lo sucedido.
Gracias a que pudo tener el temple suficiente para afrontar la situación extrema de vida o muerte, Nahuel flotó, nadó y consiguió salir a la superficie, donde se aferró con todas sus fuerzas al cordón de la vereda para finalmente salir. Desde entonces, la familia comenzó a hacer las denuncias y reclamos mediante el servicio de atención al vecino del Municipio y ante Defensa Civil, pero aseguraron no obtener respuestas luego de más de una semana del hecho.
RECLAMO
“Este agujero sigue abierto, generando un gran peligro. Sucede que esta zona se inunda y es un río cada vez que llueve, convirtiéndose en una trampa mortal para cualquier ciudadano que pase por acá, sobre todo para chicos y ancianos”, indicó el vecino. Las tapas de cemento están corridas y por su peso resulta imposible moverlas sin la utilización de maquinaria. Solicitaron que la Comuna tome cartas en el asunto lo antes posible, antes de que el lugar ocurra una tragedia.