Un nuevo robo bajo la modalidad de la «tapadita» ocurrió en Las Cañitas, Palermo. Esta vez un adolescente le sustrajo un celular a una clienta de una cafetería, aunque el dueño del local se percató de lo que ocurría y lo redujo.
Todo sucedió este lunes por la tarde en la cafetería ubicada en la calle Báez 260. Según muestran las imágenes de las cámaras de seguridad del local, un menor ingresó, se acercó a una mujer y le ofreció productos de limpieza.
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Cuando se negó a comprarle, el dueño fue hasta la mesa y de forma educada le pidió al menor de edad que se retire. Allí el joven agarró los paños de limpieza y se retiró.
En el último tiempo se hizo frecuente el robo bajo la modalidad «tapadita»: Los delincuentes ponen algún producto y cuando se van arrastran lo que se quieren llevar y lo esconden bajo la mercadería que ofrecen.
Esta vez ocurrió lo mismo. De forma inmediata el dueño le preguntó a la clienta si tenía su celular y cuando revisó se dio cuenta que el adolescente se lo había robado.
Rápidamente el dueño salió corriendo a atrapar al ladrón y antes de que el joven saliera del local, el hombre se trepó a sus espaldas y lo redujo.
A los segundos vecinos que pasaban por el lugar, clientes de la cafetería y hasta la propia víctima se acercaron a la calle donde el dueño lo tenía reducido. En todo momento el menor gritó de forma desesperada que lo liberen.
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«Me pedía que lo suelte, que había robado para darle de comer a la familia», contó el dueño en diálogo con la prensa, a quién también contó que «un hombre que en ese momento pasaba por la puerta lo tenía agarrado de la capucha y me pedía que no lo suelte, que le iba a venir bien pasar una noche en la comisaría».
«Mientras hacían el acta me comentaron que al mismo tiempo se denunciaron 5 hurtos con el mismo modus operandi, quizá el chico era parte de un grupo que intentó robar de manera coordinada», sostuvo.
Aun así la historia no terminó ahí. El dueño relató un momento especial que hubo antes de que la Policía se lo llevara. «Uno de los empleados se acercó y me dijo ‘se llama Martín, igual que vos’, no podía creer la casualidad. Antes de que se lo lleven hablé con él, le dije que tenía otras opciones y que si no tenía para comer podía venir porque no le íbamos a negar un plato de comida».
Además, subrayó que le ofreció trabajo: «Hay que darle una oportunidad. Puedo tomar ese riesgo, aunque sea dos días para ver qué pasa. ¿Qué me dijo?, se le cayó una lágrima».
A pesar del final que tuvo el robo, el adolescente fue trasladado a la dependencia policial donde pasó la noche y quedó a la espera de la decisión del juez de menores en turno.