Es uno de los asesinos más peligrosos de la historia delictiva de Córdoba desde hace 36 años, cuando en 1986 violó y asesinó a Gabriela Ceppi, una chica de 16 años. Ya preso, mató a dos reclusos y desfiguró a otro con caramelo hirviendo porque quería tener relaciones sexuales con su esposa y el preso se negó.
Roberto José Carmona es un asesino tristemente célebre y estaba preso en Chaco, cumpliendo una condena a perpetua, pero este martes aprovechó el partido de la Selección Argentina ante Croacia para fugarse de la mirada de seis efectivos mientras hacía una visita transitoria a su esposa en Córdoba y generó un desastre: en la huida mató a un taxista, chocó y siguió su raid de locura hasta que logró ser atrapado.
Mientras se jugaba el partido entre Argentina y Croacia este martes a la tarde por las semifinales del Mundial de fútbol de Qatar, Roberto José Carmona se encontraba en barrio Las Violetas de la capital cordobesa. Estaba preso en Chaco por su alta peligrosidad, pero un juez le había otorgado las visitas transitorias a su esposa, que vive en Córdoba. Tenía permitido 72 horas de visita cada cuatro meses.
Por sus antecedentes, cada vez que el delincuente llegaba a Córdoba, la Justicia mediterránea debía recibir una notificación enviada desde Chaco y lo acompañaban seis guardias del Servicio Penitenciario chaqueño, que ayer estaban en la vivienda de la mujer, pero se descuidaron durante el segundo tiempo del partido y el delincuente, de 59 años, se escapó.
Carmona tomó un taxi, apuñaló al chofer, Javier Rodrigo Bocalón, de 44 años, a quien ordenó ubicarse en el asiento del acompañante, tomó el volante y comenzó su raid, pero unas cuadras más adelante perdió el control del vehículo y chocó a toda velocidad contra un poste de luz. Todo quedó filmado por los domos de la Policía.
El taxista falleció, pero la Justicia cree que no fue como consecuencia del impacto, sino que había sido degollado antes por Carmona, ya que tenía grandes cortes por puñaladas, uno de ellos muy profundo en el cuello. Los familiares de la víctima contaron que, en el entretiempo del partido, el chofer les dijo que tenía que salir, aunque no saben si alguien lo llamó. Carmona lo atacó con dos cuchillos «tumberos».
Después del choque, Carmona ingresó a la playa de estacionamiento de un hipermercado, amenazó a una pareja y les robó el auto. Lo abandonó en otra zona, y mientras continuaba su huida, su fotografía ya se había viralizado en todos los teléfonos celulares de la Policía.
Una vez terminado el partido, pasadas las 18.30, un agente de las brigadas civiles lo vio caminando en el barrio Los Naranjos y con ayuda de otros uniformados, logró detenerlo. En su bolso, encontraron los dos puñales ensangrentados.
UN CRIMINAL PELIGROSO
Carmona sufrió abusos en su niñez y fue abandonado por su madre. Su prontuario, desde muy joven, es tremendo. El 15 de enero de 1986, a la salida de un boliche, violó y asesinó de un disparo a Gabriela Ceppi, de 16 años, en el camino a Villa Carlos Paz. Fue condenado a reclusión perpetua. Preso, Carmona mató a uno de los líderes del pabellón, desfiguró a otro y dejó malherido a un tercero. En 1997, ya en una prisión de Chaco, asesinó a otro preso con una lanza casera.
Mientras estaba detenido en Córdoba, sumó otro hecho de violencia tremendo: exigió tener relaciones sexuales con la esposa de otro recluso. Como su compañero se negó, esa noche lo quemó con caramelo hirviendo y le desfiguró la cara.